HIJOS DE LA FRONTERA
Una de las
cosas que más me fascina del origen de los canarios es el misterio que genera
su incertidumbre. Con certeza no se sabe desde donde aparecen los primeros
pobladores de las Islas. Aunque la teoría más sólida sitúa al Continente
africano como origen, no acaba por explicar cómo y cuando llegan a las
diferentes islas los majos, los bimbaches, los benhaoritas, los guanches,
los canariis y los gomeritas. La
única certeza es que todos fuimos exigrantes.
Si
el origen del hombre es africano, el resto de civilizaciones terrícolas de
todos los tiempos han sido fruto de la emigración. Razón por la que es tan
difícil poner fecha al primer exigrante de todos los tiempos.
El exigrante
es el ser humano hijo de padres exiliados y emigrantes. Como es tan
difícil distinguirlos entre ellos se desconoce si la madre del primer exigrante
era emigrante o exiliada, o si el padre era el exiliado o el emigrante. Así
que, aunque podríamos afirmar que el primer exigrante aparecería con los
primeros movimientos migratorios del ser humano desde África, no podemos
ponerle nombre ni rostro.
A
los que si podemos poner nombre y rostro ( incluso cuerpo ) son a Eva y Adán. Según
el Génesis son arrojados al exilio.
Sabemos de donde son expulsados y las razones que causan el destierro. Y, la
verdad, que sea el mismo Díos el que te expulse no ayuda. Pero tenían una
ventaja, no había países. No existían las fronteras aún. Y lo mejor, no había
más humanos en el Mundo. Así que no había nadie para recibirlos. No había periodistas
de ultraderecha que les zancadillearan, ni policías húngaros que los rociaran
con gas. Siempre es una ventaja.
En
el Éxodo, Moisés y su pueblo tuvieron
que exiliarse hacia la Tierra Prometida huyendo del Faraón. Seguramente aquí ya
hubiera exigrantes, paradójicamente, en el pueblo más exigrante y ahora
más exclusivo del Planeta.
Incluso
un racista con pinta de borracho irlandés, que se presenta como candidato a la
presidencia, es tan exigrante como lo
es Obama o cualquier latino americano. Esto también está escrito, no en un
libro sagrado sino en los genes de todos.
La
historia de la humanidad está llena de continuos movimientos migratorios. Desde
el primer paso del Homo sapiens en
esa dirección no hemos parado. Este hecho primigenio es la razón indiscutible
que la natal diferencia geográfica es justo la irrevocable obviedad de la
igualdad entre los seres humanos.
Todos somos hijos de la frontera.