domingo, 20 de diciembre de 2015

AMBAS CAÍDAS


Mi caída fue leve pero me causó una fisura en el quinto metatarso del píe derecho. En consecuencia llevé una escayola durante más de treinta días. Fue un error no amarrarme bien mis negras Dr. Martens y saltar con ellas sueltas. Mi otra caída, tan imprevista como la anterior, ocurrió con una luna llena amarilla en mi propia isla interior.

La razón física de nuestras caídas es puramente científica, una verdad irrefutable. La razón de nuestras caídas emocionales son consecuencia de decisiones equivocadas, simplemente errores. Y la caída no es hacia abajo sino hacia adentro, a nuestro interior más escondido. Reflexión y aprendizaje.

La caída siempre es para abajo, la gravedad. Pero nunca había reparado en que se puede caer hacía cualquier lado. El mejor sin duda es el lado de la elegancia, de la dignidad. Se puede caer por la misma razón y caer en direcciones opuestas, fieles e indignos hasta el final. Agarrados como las uñas de una mano aerofóbica al brazo de su acompañante, con miedo. Resignados a la caída anunciada, esperando que la vieja nave remonte el vuelo justo antes de tocar la línea física del horizonte. Cuando se huye hacía adelante siempre se acaba cayendo sobre sí mismo dejando la nariz y los dientes en el impacto.

El poder adormece las ideas y la lentitud te trae a destiempo, la partida entre dos aburre.