¿Dónde
encontrar el verdadero jardín de las delicias, ese Edén digno de los bienaventurados? Cierro mis ojos, y me siento en mi paraíso envuelto en una gran nube blanca de polvos de talco que me tiñe a modo de
bienvenida. Todo es blanco, desde la tierra hasta el cielo. Su olor es amarillo
y su sonido es alegre como el susurro de Osfulghi. Y aquí, a través de sus altos ojos verdes, puedes
ver la verdad…
Darío
I y Alejandro Magno han
cambiado el Paraíso Persa por el de
las “ Bahamas ”. Al gran Osiris hace tiempo que no lo ven por
los Campos
de Aaru, y cuentan algunas malas lenguas que su nombre figura en una
lista escrita en un papiro de un paraíso llamado Suiza. Homero
ha subido a su Facebook una foto suya
junto a unos monos en Gibraltar, debajo se puede leer: ” jamás volveré a los Campos Elísios griegos,
!! God save the Queen !! ” En el Jardín del Edén, Adán con su Apple
portátil espera frente al Skype
noticias de Eva. Sin sospechar que lo ha dejado tirado para irse con
toda la pasta a las “Islas Fiji ”.
¿Existe
ese lugar? Si, existe. Es el jardín de la noche de caza, donde crece el árbol escondido.
Plantado en el piso más alto de los teatros más rentables, sobre un compost de
mierda con aroma a Chanel nº5.
Con una
lluvia de confeti de billetes verdes te reciben al entrar al paraíso. Al paraíso fiscal, el único verdadero. Yo
jamás he estado, pero me imagino un paisaje con una “Bárcena” inundada con
periódica frecuencia, mientras es observada desde arriba por el mismísimo “Juan
Rajoy Gaviota”. Una entrada cubierta de una “Losada” compuesta de 120
millones losas rojas que te conducen a una gran escultura dorada en forma de “Botín”
(regalo de un Zapatero) rebosante de billetes de dinero, de papel. Pues la
calderilla es tan sólo para los “Monederos”, por ser vulgares objetos
impropios del paraíso. “ Solo las monedas
pueden perderse al caer al alcantarillado ”, escucho por aquí.
Abro
los ojos y oigo una voz que dice, “ Para
ganarse el perdón hay que pecar muy bien primero ”, murmura un
tal Montoro
a Dante en la mesa de al lado. El poeta no entiende cómo se puede llegar al paraíso sin
pasar antes por el infierno y el purgatorio. Y continua con acento italiano… “Aún más incomprensibile, Signore, es cómo
algunos alcanzan el paraíso, mientras otros son los que purgan y arden en el
infierno por los pecados de éstos…” El tal Montoro le responde: “ Divina comedia1, amigo… divina comedia”
1. Divina
comedia. Poema. Dante. 1304-1321. Alegoría sobre el infierno, el purgatorio y
el paraiso.
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